El coaching trata de ayudar a una persona en su desarrollo desde su estado actual a su estado idóneo y se centra en aquella habilidad no técnica que está generándole problemas para desempeñarse fluidamente en su puesto. El coach no aconseja sino que ayuda a la persona a encontrar sus propias respuestas desde un plano de igualdad y sin establecer vínculos emocionales, por lo que no precisa conocimientos profesionales sobre la empresa, el sector o la función que desempeña. El coach pregunta para que la persona encuentre sus propias respuestas.

En cambio la función del mentor abarca el desarrollo global de la persona en la organización, por lo que debe ser un experimentado directivo conocedor del área empresarial del ejecutivo para poder transmitirle sus conocimientos y asesorarle en su función. El mentor desarrolla una relación de confianza con la persona situándose en un plano superior y guiándole y aconsejándole, tanto a corto como a medio plazo. En este caso es la persona quien hace las preguntas y el mentor el que proporciona las respuestas.